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Cómo manejar si tu hijo tiene miedos o fobias

Foto del escritor: Sugey UrbinaSugey Urbina

Todos los niños experimentan miedos en alguna etapa de su desarrollo. A medida que exploran su mundo, adquieren nuevas experiencias y afrontan nuevos retos.


En los niños de 6 a 8 años, los miedos fluctúan. La mayoría son leves, pero incluso cuando se intensifican, generalmente disminuyen por sí solos después de un tiempo.

A veces los miedos pueden volverse extremos, y focalizados que se convierten en fobias. estas son intensas e irracionales, pueden llegar a ser debilitantes, y obstaculizar las actividades diarias habituales de un niño. Por ejemplo, Un niño de 12 años podría sentirse tan aterrorizado por las noticias sobre un asesino que podría insistir en dormir con sus padres por la noche.

Esta timidez grave puede impedirles tener amigos y relacionarse con la mayoría de los adultos, especialmente con los extraños. Podrían evitar conscientemente situaciones sociales y a menudo les resulta difícil conversar cómodamente con cualquier persona que no pertenezca a su familia.

La ansiedad por la separación también es común . Estos niños podrían tener miedo a ir a incluso a la escuela. Sus fobias pueden provocarles síntomas físicos como dolores de cabeza o de estómago, y finalmente obligarlos a encerrarse en su propio mundo, con una depresión clínica.

A los 6 o 7 años aproximadamente, cuando los niños comienzan a entender qué es la muerte, puede surgir otro miedo. Con el reconocimiento de que la muerte finalmente nos llegará a todos, y que es permanente e irreversible, se puede intensificar la preocupación normal sobre la posible muerte de familiares, o incluso de la propia muerte. En algunos casos, esta preocupación por la muerte puede llegar a ser incapacitante.

El tratamiento de miedos y fobias:

Afortunadamente, la mayoría de las fobias son bastante tratables. En general, no son un signo de una enfermedad mental grave que requiera muchos meses o años de terapia. Sin embargo, su hijo podría beneficiarse de la ayuda profesional de un psiquiatra o psicólogo especializado en el tratamiento de las fobias si sus ansiedades continúan e interfieren con la posibilidad de disfrutar de la vida cotidiana.

Como parte del plan de tratamiento para las fobias, en nuestro consultorio sugierimos exponer al niño al origen de su ansiedad en pequeñas dosis, que no representen una amenaza. Con la orientación de un terapeuta, un niño que le tiene miedo a los perros podría comenzar por hablar de este miedo y mirar fotografías o un video sobre perros. Luego, podría observar a un perro real detrás de la seguridad de una ventana. A continuación, con uno de los padres o un terapeuta a su lado, podría pasar unos minutos en la misma habitación con un cachorro tierno y amistoso. Finalmente, descubrirá que puede acariciar al perro y luego se expondrá a situaciones con perros más grandes y desconocidos.

Este proceso gradual se llama desensibilización, lo que significa que su hijo será un poco menos sensible al origen de su miedo cada vez que lo enfrente. Por último, el niño ya no sentirá la necesidad de evitar la situación que fue el origen de su fobia. Si bien este proceso parece lógico y fácil de realizar, sólo se debe hacer bajo la supervisión de un profesional.

A veces la psicoterapia también puede ayudar a los niños a aumentar la seguridad en sí mismos y ser menos temerosos. Los ejercicios de respiración y relajación también pueden ayudar a los niños en circunstancias estresantes.


Lo que sugerimos que pueden hacer los padres:


  • Hable con su hijo sobre sus preocupaciones y sea comprensivo. Explíquele que muchos niños tienen miedos, pero con su apoyo, él o ella puede aprender a superarlos.

  • No le reste importancia ni ridiculice los miedos de su hijo, especialmente delante de sus compañeros.

  • No intente obligar a su hijo a ser valiente. Le llevará tiempo enfrentar y superar gradualmente sus ansiedades. Sin embargo, puede alentarlo (pero no obligarlo) a enfrentar progresivamente sus miedos.

Puesto que los miedos son una parte normal de la vida y suelen ser una respuesta a una amenaza real o percibida al menos en el entorno del niño, los padres deben tranquilizar y brindar apoyo a su hijo. Al hablar con sus hijos, los padres deben reconocer las preocupaciones de los niños sin intensificarlas ni reafirmarlas. Señale lo que ya se está haciendo para proteger al niño y permítale que participe en la identificación de otras medidas que podrían adoptarse. Una crianza así de simple, sensible y directa, puede resolver o al menos controlar, la mayoría de los temores infantiles.

Cuando las palabras tranquilizadoras realistas no tienen funcionan, el miedo del niño puede ser una fobia. / ACUDE A TERAPIA info. 5525148773



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