La neurosis es una estructura clínica central PARA EL PSICOANÁLISIS.
Se trata de una afección sin base orgánica que se caracteriza por conflictos (cuyas raíces remiten a la primera infancia) En palabras simples, se trata de un conflicto de la persona con sus propios deseos.
Esta afección es el producto del proceso represivo, o en otras palabras, del rechazo de deseos, ideas, pensamientos o imágenes inadmisibles a la consciencia, esto es porque se contrapone a las exigencias morales, y socialmente “Bien vistas”.
Así, el psicoanálisis supone, tras determinados síntomas, una operación dialéctica inconsciente que consiste en los siguientes pasos o etapas:
· Quiero (“equis cosa”)
· No me está permitido querer (“equis cosa”)
· Nunca he querido (“equis cosa”) ni lo volveré a querer (proceso represivo)
Ahora esa X que quise y que quiero, la seguiré queriendo, por supuesto, aunque ahora sólo de manera privada, íntima, silenciada y disfrazada, mediante mi síntoma. Es decir que con tal de no saber de mi deseo, ¡me miento inclusive a mí mismo al respecto!
¿Cómo se trata la neurosis?
La neurosis conlleva un desgaste constante de la energía psíquica. Téngase en cuenta que el aparato psíquico debe mantener alejados de la consciencia los recuerdos o deseos supuestamente penosos o angustiantes que podrían salir a flote. A cambio, el aparato psíquico encuentra un modo de descarga que ya no se rige por la realidad: esto es el síntoma neurótico.
UN NEURÓTICO ES… :
Es una persona con altos niveles defensivos y con problemas para relacionarse consigo mismo y los demás.
Es un sujeto insatisfecho con su vida, es aquel que “va para cielo y va llorando”, es decir, alguien que se queja constantemente de su situación existencial, ya sea en la vida de pareja, en su ambiente laboral, en su dimensión afectiva, económica y social.
También es alguien que tiende a adjudicarse culpas, ideas y cargas que no le corresponden, viviendo a merced de éstas. Siendo en definitiva, alguien que se empeña inútilmente en demostrar la valía de su existencia a través del sufrimiento, y puede quejarse de estar habitado por la “mala suerte”.
Todo puede desembocar en la somatización de sus conflictos en el cuerpo. De allí que un neurótico haga de su síntoma una metáfora, con el fin de estar en una posición de ganancia secundaria (ya sea a través del drama, el rol de víctima). Además, es alguien que se las “ingenia” inconscientemente para fracasar en sus proyectos y demostrarse que es un ser incapaz y destinado a la infelicidad.
Los síntomas neuróticos… :
· Sensación de angustia sin saber por qué.
· Sentimientos intensos de culpabilidad, inferioridad, envidia e ira.
· Sentimientos de inadecuación e insuficiencia ante la realidad.
· Inhibición y poca espontaneidad.
· Conductas compulsivas.
· Pensamientos obsesivos y autorreproches constantes.
· Preocupaciones catastróficas irreales.
· Fobias hacia objetos, animales o situaciones.
· Incapacidad para tolerar frustraciones y dificultades cotidianas.
· Insatisfacción sexual.
Además de lo anterior, también pueden presentarse somatizaciones sin causa o raíz médica aparente como: parálisis, dolores, impotencia psíquica-sexual, insomnio, tics, vómitos, cegueras y otras.
¿Cómo es la personalidad neurótica?
La personalidad es un constructo desarrollado por las interacciones de la historia infantil y el modelamiento sociocultural y da cuenta a los patrones de pensamiento, disposiciones y acciones. Entonces, ¿qué caracteriza a una personalidad neurótica?
La personalidad neurótica se distingue por ser excesivamente escrupulosa a nivel moral; mientras que a nivel cognitivo se caracteriza por ser sistemática e ideológica. La persona neurótica tenderá a reducir al mundo a la idea rígida que de él se forje: no será tan sencillo contradecir sus pre-juicios.
Además, afectivamente será alguien con una insatisfacción y angustia constante sin saber por qué. Por lo general tendrá una perspectiva idealizada de sí mismo/a (para sostener su narcisismo) y no entenderá por qué el mundo no entiende o no corresponde a sus buenas intenciones, al amor que brinda y a todo lo maravilloso que entrega en cada vínculo que establece.
Se puede observar en los siguientes rasgos:
· Incapacidad de tomar decisiones por sí mismo.
· Sumisión y dependencia a figuras de autoridad.
· Temor a expresar diferencias ante los demás (ansiedad social).
· Excesivo orden, rigidez y obstinación.
· Tendencia a controlar y manipular situaciones y a los demás.
· Nivel elevado de autoexigencia, tendencia a la perfección y al cumplimiento del “deber ser”.
· Queja, insatisfacción y victimización.
· Tendencia a la angustia e irascibilidad.
· Miedo a la muerte, a crecer, a separarse, al futuro y a lo incierto de nuevas situaciones de la vida.
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